Scroll Top

Familia religiosa de San Arnoldo Janssen: la coherencia en las inversiones y el cuidado de la creación son un llamado para la Iglesia hoy

Nos sumamos a la Campaña Desinversión en Minería Arnaldo

En el webinar, la familia de San Arnaldo Janssen y la Red Iglesias y Minería reafirman su compromiso por las finanzas éticas, que cuiden de las personas y la madre Tierra.  En sintonía con el Tiempo de la Creación, las congregaciones religiosas se articulan en la Campaña de Desinversión en Minería para promover alternativas concretas desde la Iglesia.

En las vísperas de un aniversario más de su fundación, los misioneros del Verbo Divino y la familia de San Arnaldo Janssen presente en los cinco continentes se dieron cita el pasado 4 de septiembre, para “Escuchar el grito de la Tierra y de los Pueblos: economías para una conversión ecológica.” Las tres congregaciones fundadas por San Arnoldo participaron en el seminario web:  Congregaciones de los Misioneros del Verbo Divino, las Siervas Misioneras del Espíritu Santo y las Siervas del Espíritu Santo de la Adoración Perpetua.

Alrededor de 80 personas de diferentes partes del mundo se enlazaron a esta iniciativa donde se escucharon los clamores de mujeres y hombres que piden acciones y coherencia sobre cómo la iglesia puede responder a los gritos actuales.  La Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de los Misioneros Verbitas, la Red de Iglesias y Minería a través de la Campaña de Desinversión en la Minería, Vivat International y Steyler Ethical Bank fueron los convocantes.

Los miembros de la comunidad de San Arnaldo Janssen y la Red Iglesias y Minería, generan una alianza para acciones concretas para detener la devastación de la tierra, el sufrimiento de comunidades y familias y el cambio climático. “La Desinversión en Minería es una herramienta que busca maneras de hacer incidencia y hacer escuchar la vida y las reivindicaciones de los pueblos y la naturaleza.  La desinversión en minería es un acto de coherencia ética al interior de la iglesia, que permite, ir junto, en nombre de y a lado de muchas comunidades que sufren los impactos del extractivismo”, comentó el padre Dario Bossi. “A veces somos (la iglesia) mirados como agentes neutros, que ayudan a pacificar conflictos. La paz y el diálogo son efectivos, si validan y parten de la opción de las víctimas. Es difícil posicionarse neutral cuando hay una violencia o injusticia.”, concluye el misionero Comboniano, coordinador de la Red Iglesias y Minería, entidad que anima la Campaña de Desinversión en Minería.

El Hermano Carlos Ferrada SVD, coordinador de JUPIC de la congregación, estructura desde la que se viene trabajando por las finanzas éticas dentro de la congregación y en el banco Steyler Ethical Bank, confirma la adhesión a la Campaña de Desinversión en Minería.  Reconociendo que las congregaciones miembros de la familia de San Arnaldo Janssen están muy comprometidas con los 7 objetivos de la plataforma Laudato Si, que buscan transformaciones posibles y responsables con las situaciones de injusticia que se viven por el cambio climático”: “haremos nuestros planes de acción basándonos en 4 pilares: la oración, actividades de presión en el ámbito político, educación y acciones concretas”, comentó. “En este marco, la coherencia financiera es un llamado para la Iglesia hoy”. El misionero verbita, subraya que es un deber ético y ecológico fijarse cómo se administran los recursos. “En qué tipos de empresas y sectores económicos invertimos nuestros recursos para que no contribuyan a una mayor violación de derechos de las personas y la destrucción de la Hermana Madre Tierra”, comentó.  El hermano Carlos Montero, recuerda las palabras de su fundador Arnaldo Janssen: “Todo el mundo se ve tan sombrío, por lo tanto que los que aman a Dios deben hacer todo lo posible por lograr un cambio”.

Anitalia Pijachi, mujer indígena, del pueblo Ocaina – Murui de la amazonía colombiana, fue enfática en su denuncia sobre cómo el extractivismo y la minería socavan las relaciones recíprocas que se tejen entre todos los seres que habitan la selva y el mundo, humanos y no humanos y cómo se violentan las relaciones espirituales y sagradas. “Nosotros no comemos oro, comemos comida y comida que se comparte con todo el mundo, por eso, Dios puso el oro en el corazón de la Tierra. El oro no es para todos, no es para estarlo sacando, porque es algo caliente, porque genera dolor. Esa es la palabra de consejo de nuestros mayores”, compartió la líder amazónica. Anitalia Pijachi recordó que para su cultura la extracción de minerales es una forma antigua de la colonia, vigente hasta nuestros días, que trae nuevas esclavitudes.

Monseñor Vicente Ferreira, obispo que acompaña a la población de Brumadinho, terriblemente afectada por el derrame de lodo tóxico que enterró a familias, y que aún vive el luto de sus desparecidos, habló sobre la desprotección y la injusticia. “El gobierno hace acuerdos por encima del dolor de las comunidades, para servir a los intereses de las multinacionales criminales. Es un desastre, todas las leyes en contra de la regulación de la minería están siendo burladas. Lo que nos sustenta en la profecía y en la lucha son las comunidades y el trabajo en red”.

En sintonía con las voces indígenas que en estos días están levantándose contra la crueldad del gobierno y las grandes empresas, monseñor Norberto Foster, misionero del Verbo Divino, que es obispo en Amazonia Brasileña, habló de las violentas amenazas que se ciernen sobre los pueblos indígenas y comunidades tradicionales por causa de la minería, deforestación y agrotóxicos. Colocó en contexto el último informe de la Comisión Pastoral de la Tierra en Brasil (CPT) con datos alarmantes sobre el crecimiento de asesinatos y, amenazas de muerte coincidentes con el crecimiento de las presiones sobre el territorio, y por ende los asesinatos de defensores del mismo, principalmente hermanos indígenas, los principales guardianes de la Tierra. Exhortó a reflexionar sobre los conflictos por el agua también van en aumento, la mayoría vinculados   a proyectos de empresas mineras internacionales. Frente a estos testimonios de sufrimiento en las tierras indígenas a causa de la Minería, Monseñor Norberto, hace un apelo a la comunidad católica del mundo “tenemos que cuidar que no hagamos inversiones en estas empresas mineras, grupos de agro negocios y madera, lo más importante es desinvertir en la minería. Lo hago desde el llamado de nuestros líderes indígenas”.  

 Espiritualidad del cuidado como vivencia permanente

No sabíamos cómo enfrentar esta situación, no teníamos experiencia previa, y no entendíamos bien a qué nos enfrentamos”. La hermana Christina Hoar, de la congregación Siervas del Espíritu Santo, compartió la experiencia que han tenido acompañando a la comunidad del valle de Tránsito, Chile, que fue amenazada por la minera Barrick Gold. “Nuestro trabajo pastoral fue la formación, la información, de parroquia en parroquia, acompañando a las comunidades sobre el tema minero y sus efectos negativos.  Fue una pelea entre David y Goliat, pero nuestro trabajo se centró en la defensa de la vida. Los campesinos hablaron sin miedo de la forma de operar del gobierno y la empresa minera.” La religiosa venida desde Indonesia propone la Espiritualidad del cuidado como vivencia permanente, para enfrentar las amenazas del extractivismo minero.

En el encuentro se escucharon realidades distintas, unidas en común con las heridas de la injusticia, de la desigualdad, la indiferencia y la violación de derechos. El trabajo en red, las alianzas, la posibilidad de responder de maneras concretas y coherentes a los llantos de tantos hermanos impactos por el extractivismo, y de la gran doliente, la Madre Tierra – que gime dolores de parto, la iglesia tiene una gran responsabilidad en el saber escuchar estos dolores y responder de manera esperanzadora al presente y el futuro. “Lo que mantiene nuestra fuerza en la profecía son los cuerpos heridos de nuestros hermanos y hermanos, estamos heridos con ellos. Si creemos que el Espíritu Santo está dándoles fuerza desde abajo, no podemos dejarlo solo, no podemos negar nuestra presencia. Somos un cuerpo herido, pero un cuerpo de profecía”, señaló Dom Vicente Ferreira.

 

 

Related Posts