El 25 de enero 2019 los habitantes de la ciudad de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais, fueron víctimas de una de las tragedias socioambientales más grandes del mundo. La ruptura de una represa perteneciente a la minera Vale, en el Córrego do Feijão, causó la muerte de 272 personas. Trabajadores, madres, padres, hijos e hijas, enterrados bajo el lodo tóxico, víctimas de un crimen protagonizado una vez más por la mayor minera de Brasil.
Es imposible no revivir el dolor del lodo del 25 de enero de 2019, sobre todo ahora que los *rechazos de la minería se han desbordado de nuevo en la vida cotidiana y en el corazón de los habitantes de Brumadinho y de la cuenca del Paraopeba
EL DESASTRE DE ENERO 2019:
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En estos momentos, la localidad, sufre nuevamente los impactos de la devastación de la Tierra, con fuertes inhundaciones, que está dejando cientos de damnificados.
Es importante recordar que *la lluvia no es la culpable de las inundaciones*: la emergencia climática se debe a la destrucción irracional de la naturaleza, la minería, la deforestación, la contaminación y la falta de políticas públicas adecuadas para el uso y ocupación del suelo.
Se renueva el crimen de la rotura de la presa causada por Vale S.A y Tuv Sud en Córrego do Feijão. Tres años después le toca a la población remover el lodo que una vez más fue arrojado sobre sus casas, cultivos, cuerpos y almas.
Incluso en condiciones adversas se realizará la III Peregrinación por la Ecología Integral a Brumadinho. Es la Iglesia la que está siempre presente, junto al pueblo, con fe, solidaridad, denuncia y acción concreta.
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